»Me detengo entonces en el vuelo quieto del ave». Freddy Villarroel
El 29 de febrero pasado el mundo de las artes en Venezuela recibió una triste noticia; el maestro de las calas Freddy Villarroel partió a otros senderos, a otra constelación lejana donde seguirá brillando, quizás fue muy pronta e inesperada su partida, no lo sabemos – pero lo único real es que los seres humanos como el maestro Villarroel de gran espíritu nunca mueren, solo trascienden a otro plano, su misión ya cumplida, su obra permanecerá viva como la de un gran artista y en la memoria de quienes tuvieron el honor de compartir con él.

El maestro Freddy Villarroel, en compañía de sus calas.
La vida no le dio el tiempo necesario para concluir muchos proyectos encaminados pero su discurso si quedó plasmado a través de sus obras que ahora se convirtieron en su legado. 22 artistas plásticos, promotores culturales y amigos cercanos homenajearon al reconocido y destacado maestro del dibujo, de la naturaleza y de la grafía.
Freddy Villarroel fue ganador del Premio Bernardo Rubinstein del XXXI Salón Arturo Michelena entre otros reconocimientos por su trayectoria artística. Aunque ya no está físicamente entre nosotros la herencia cultural del maestro Freddy Villarroel seguirá siendo una gran contribución a las artes plásticas del país, tal como lo expresó Emely Hernandez de Villarroel; ”Sus obras lo conducen a la inmortalidad, convertidas en poesía, un canto al amor y la belleza. Están allí para recordarnos lo efímero de la vida física y lo trascendente de la vida espiritual”.
Villarroel vivirá en el canto de un turpial, en sus colibríes, en los colores que nos regala cada atardecer, en sus famosas calas blancas, allí estará él para recordarnos que las cosas hermosas de la vida no tienen precio, sólo hay que vivirlas. El maestro fue sencillo en su vida personal, y sus obras transmiten esa misma sencillez, expresada en sus peces, sus formas, arboles, pájaros, cualquier detalle era un motivo para llevarlo al lienzo y de esa manera creó su propio lenguaje, sus códigos.

Obra del artista Freddy Villarroel.
Los Códigos de Villarroel, así se tituló la exposición pictórica, que fue el marco donde 22 artistas le rindieron un homenaje póstumo en los espacios de la Casa de la Cultura “Aldemaro Romero” en el municipio San Diego; contando con la colaboración de su esposa Emely Hernández y la valiosa colaboración de sus amigos artistas, fue inaugurada el 10 de abril y clausurada el 13 de mayo pasado de 2016, Día de la Virgen de Fátima.

Obra del artista Saúl Fernández.
Los artistas Saúl Fernández y Ramón Belisario fueron los encargados de la curaduría y asimismo del texto del catálogo. En la sala se observaron cinco obras del maestro Freddy Villarroel, en el centro se exhibieron esculturas de destacados artistas venezolanos y las blancas paredes fueron soportes para las pinturas.
Artistas participantes: Abigail Valera, Edgar Guinand, Isrrael Rojas, Inca Zabala, Enrique Lobo, Humberto Cazorla, Nestor Carrera, Hernán Moreno, Joaquín Latorraca, Rafael Martínez, Ramón Belisario, Roberto Puente, Saúl Fernández, Leonardo Salazar, Edgar Zavala, Adelis González, José Mogollón, Bruno García, Yovany Saracual, Dagoberto Becerry, Milán Kriz y Felipe Herrera.

Obra del artista Yovany Saracual.
En una entrevista vía telefónica el artista plástico Saúl Fernández compartió con nosotros sus recuerdos y el gran aprecio por su amigo personal.
“La Pintura de Freddy es muy mágica con unos códigos increíbles cualquier espectador se enamoraba de sus colibríes, él representaba – como muy bien lo explicaba el maestro Belisario – los arcoíris en la alas de los colibríes, muchas veces tomaba esos colores de la naturaleza y los plasmaba en sus obras. Villarroel tenía un arte muy conceptualista como él bien decía, yo lo observo, lo analizo, lo investigo y luego lo dibujo, él era así una persona muy estudiosa, muy lectora, fanático de Umberto Eco’’.

Las calas del maestro Freddy Villarroel.
En la conversación sostenida con Saúl nos describió cómo empezaba el día del artista Villarroel. ‘’Freddy se despertaba a las 4.00 a.m. a leer, iba investigando y pintando lograba unas transparencias increíbles que muy pocos artistas llegan a lograr; era una escuela muy enraizada el creó su estilo propio, cuando tú ves un cuadro dices inmediatamente que es de Freddy Villarroel nada más basado en las calas, en la sencillez de las cosas, eso es lo importante, esa es la grandeza de la obra de Freddy; aparte que representa su legado margariteño en cada obra’’.
En palabras de Saúl Fernández ‘’El arte del maestro Freddy Villarroel es una poesía literaria plasmada en colores. Ver un cuadro de Freddy es nutrirse el alma’’.
@VenprensaAC – Texto y fotos por: Janeissy Poyer – Galeria: Oswaldo Guerreiro
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